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jueves, 30 de junio de 2011

"Y en la ... Si, tenía que ser así, no era posible que eso hubiera terminado para siempre. Tal vez el soldado consiguiera una racon de agua, que habís escaaseado en las últimas semanas, de todos modos se podía ocntar con Porsche, simpre que se le pagara el precio que pidiera. Y en la antena de la radio  flotaba locamente la bandera con la cruz roja, y se corría a 80 kilómetros por hora hacia las luces de la ciudad que crecían poco a poco, sin que ya se supiera por qué tanto apuro, por que esa carrera en la noche entre autos desconocidos donde nadie sabía nada de los otros, donde todo el mundo fijamente hacia adelante, exclusivamente hacia adelante"

Julio Cortázar 
LA AUTOPISTA DEL SUR


 

Ese es otro final. A la loca carrera, le sigue un día larguísimo, cerca de la desembocadura que me suena a introducirme en una botella soboreando la salitrosa llegada. Es otro final, y con las manos en los bolsillos siento el vacio que apreto entre mis manos. Estoy en otro final con los ojos bien abiertos para buscar el garrote que rompa las paredes de la jaula o pecera, y que la corriente otra vez nazca, que mi vida se desplace sobre si misma (envidiable virtud de los líquidos)