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miércoles, 28 de marzo de 2012

Como fuertes paredes que reciben impactos y los devuelven (2)

No salió de los aposentos y se pasó todo el tiempo leyendo las páginas que lo hacían pensar en la premura del olvido, y no podía ser de otra manera, si se encontraba a cada tanto con páginas como este:

"¿El futuro importa?...tal vez. El pasado importa menos que el futuro lejano. Por qué me preocupo... por algo que ya viví y por algo que ni siquiera conozco  y tal vez no conoceré.


Qué hace el mundo mientras yo me siento a "escribir", a "pensar", a escuchar a los Beatles, a otro John, a todos...no miento... no es posible escuchar todo. Pero hice una pregunta. Lastimosamente estoy SOLO; nadie me responderá... acabo de formularme otro interrogante sin respuesta. Nadie respondió, tal vez... mañana; pera ya para que, tal vez ni siquiera recuerde la pregunta. mi pregunta que ya es del pasado quizá el futuro me la responda. Si es así diré: - me hubiera gustado saberlo en el momento en que me lo pregunté".

lunes, 19 de marzo de 2012

Como fuertes paredes que reciben impactos y los devuelven

Una tarde cuando volvió de las margenes del recuerdo (y todo por un pequeño paseo por los caminos, ya bastante postreros) sentose a revisar ( o no a revisar... simplemente abrió un cajón del escritorio y los tomó en sus manos) los papeles que durante años se había negado a botar. Recordó la escritura de esas líneas con dulzura, pero se negaba a leerlos porque le producía cierta vergüenza. Pero aún así decidió buscar entres esas líneas párvulas (las líneas, mas no el que las hizo) algo que rescatar de la decisión súbita de, ahora si, por fin, colocarlas en el basurero.
De semejante deseo, noble entre otras cosas, parió el tiempo horas y horas de lectura. Sin embargo, lo escrito hace años, no podía ser afirmado con tanta vehemencia en estos días, por eso cada palabra leída inmediatamente iba a parar a un cajón del cual solamente salían para asistir a una descarnada evaluación.

No tenía ninguna intención de rehacer de la alegría pasada. Nada trae eso nuevamente.




Y tanto fue el cántaro al agua, que supo de su solubilidad.
Mejor cambiarse por otro, por alguien que no tiene miedo a ver en sus propios ojos la banalidad. Pero eso no puede durar para siempre. Así que aprovechando el acceso de auto tolerancia pasó a teclear...:

Me paso el tiempo -haciendo algo...nada- da igual, de todas maneras estoy vivo.
Pienso? si. Luego existo; nunca algo fue tan cierto, pero....¿en qué pienso? En la vida. No. En la muerte. Tampoco. Es que tal vez no existo. No, estoy seguro que sí.
Ya sé. No necesito pensar en nada que no sea... yo, por supuesto, soy único, en un planeta lleno de vicios. Soy yo irrepetible, inimitable, a menos que... no, nadie me imitará y menos aquí.
De pronto vivo solo, de pronto el mundo es mi familia. ¿Cual es la verdad? Hay muchos interrogantes, pero para mi hay solo una respuesta: algún día sabré o algo se hará, es mejor vivir el presente.


Y cuantas cosas mas por Dios....

jueves, 8 de marzo de 2012

martes, 31 de enero de 2012

Cuando el punto donde el agua cae por años acaba por no tener fondo... hasta donde irán después las gotas que lo formaron. Se abrirán campo en el espacio o serán nuevamente atrapadas por la gravedad y van a formar un ojo de agua y se van a poner a correr por el mundo encontrándose con todas las sorpresas del mundo de la superficie. De un mundo que ya no es roca ni su corazón, sino una multiforme piel que a veces esta iluminada y otras veces haya que adivinarla en la oscuridad. Pero si no, si realmente cuando se acabe la piedra sobre la que ha caído pueda seguir un viaje eterno por el espacio hacia abajo, siempre hacia abajo, teniendo, de hecho, por primera vez certeza de lo que es el abajo. Descender a hasta desaparecer en el infinito, o pervivir en el infinito, con la memoria como equipaje (porque una gota de agua, tiene memoria y todo lo que tenemos todos los seres.)
Como se corre el riesgo de romperse el alma inmediatamente después de alcanzar la certeza de su existencia, el resto del camino por andar, desde el segundo siguiente al punto del des(a)tino donde se quiebra la cintura, como los mejores dribladores de la historia, ha de hacerse con la cabeza levantada, y corriendo, pero en puntillas para poder hacer el cambio de dirección en el momento menos esperado para el contrario.

Y como ese riesgo es demasiado grande, no tiene que estar actuando al tiempo con otros riesgos. Hay que cuidar que las cosas giren, en la medida de lo posible, alrededor del encuentro del alma y su consecutivo rompimiento.

Y en cada amanecer, al cambiar la luz de lugar, al cambiar el punto de máxima atención, la cara se hará como una uva pasa, sobre todo en la parte donde los ojos se quedaron sin juntarse, que lo primero que miren mis ojos al despertar sea la parte interior de los párpados, la luz puede esperar. Hay que prepararse para lo demás que jamás será lo mismo.